Si en algo tenemos que ponernos todos de acuerdo es precisamente en ayudar a las organizaciones y empresas españolas a conseguir ser más competitivas en los mercados nacionales e internacionales. La reforma laboral deja muchas cuestiones en interrogante que no se debaten en los escenarios profesionales.
Puedo tener menos recursos (humanos) en la organización, y con ello adaptarme más al decremento de la demanda. Pero no deja de ser un problema para la organización esta pérdida de competitividad en un mercado interno “algo parado”. Con menos recursos (humanos) está claro que no creceré, ni innovaré, seguramente podrá tener un “respiro” en su cuenta de resultados, pero cuando se acabe ese respiro igual su empresa “ha dejado de respirar”. La cuestión de la competitividad está mal entendida, pues en la mayoría de los casos se basa en cómo seguir haciendo lo mismo con menos personas, y por lo tanto, perdiendo de todo: cuota de mercado, competitividad, negocio y al final la propia empresa. Sanee su empresa pero no dude que la cuestión es más estratégica. ¿Cómo es que el debate nacional se centra sólo en la reforma? ¿Acaso no tiene sentido incidir mucho más en la necesidad de ser más competitivos estratégicamente para adaptarse a nuevos escenarios? ¿Pero cuántos nuevos escenarios están buscando nuestras empresas? ¿Y cuántos informes se han hecho para ayudar a las organizaciones? ¿Cuántos estudios de las mejores prácticas para facilitar la transformación? Creo hemos perdido algo el Norte. El verdadero debate es la capacidad de nuestras empresas para ser competitivas, para poder luchar en los mercados nacionales con servicios diferentes y con más margen, y en los mercados internacionales con los productos estrella. El verdadero debate es la innovación, la I+D de la que tanto carecemos y que incluso menguamos. La innovación es casi el 50% de la competitividad de una empresa. Y no sólo innovación de productos y servicios sino innovación en los procesos, en los procedimientos, en las formas de pensar y actuar en las organizaciones. Nuestro modo tradicional de pensar en las empresas está dificultando más el proceso de crecimiento que la famosa reforma laboral ¿Y por qué no atacamos de verdad la problemática de una verdadera transformación en nuestras organizaciones? ¿Por qué no intentamos entrar en “la cocina” de las organizaciones para ayudarlas a ser más competitivas? ¿Por qué no afrontamos por qué no innovan, no compiten internacionalmente, no cambian procedimientos, no analizan tendencias, no…?
Puedo tener menos recursos (humanos) en la organización, y con ello adaptarme más al decremento de la demanda. Pero no deja de ser un problema para la organización esta pérdida de competitividad en un mercado interno “algo parado”. Con menos recursos (humanos) está claro que no creceré, ni innovaré, seguramente podrá tener un “respiro” en su cuenta de resultados, pero cuando se acabe ese respiro igual su empresa “ha dejado de respirar”. La cuestión de la competitividad está mal entendida, pues en la mayoría de los casos se basa en cómo seguir haciendo lo mismo con menos personas, y por lo tanto, perdiendo de todo: cuota de mercado, competitividad, negocio y al final la propia empresa. Sanee su empresa pero no dude que la cuestión es más estratégica. ¿Cómo es que el debate nacional se centra sólo en la reforma? ¿Acaso no tiene sentido incidir mucho más en la necesidad de ser más competitivos estratégicamente para adaptarse a nuevos escenarios? ¿Pero cuántos nuevos escenarios están buscando nuestras empresas? ¿Y cuántos informes se han hecho para ayudar a las organizaciones? ¿Cuántos estudios de las mejores prácticas para facilitar la transformación? Creo hemos perdido algo el Norte. El verdadero debate es la capacidad de nuestras empresas para ser competitivas, para poder luchar en los mercados nacionales con servicios diferentes y con más margen, y en los mercados internacionales con los productos estrella. El verdadero debate es la innovación, la I+D de la que tanto carecemos y que incluso menguamos. La innovación es casi el 50% de la competitividad de una empresa. Y no sólo innovación de productos y servicios sino innovación en los procesos, en los procedimientos, en las formas de pensar y actuar en las organizaciones. Nuestro modo tradicional de pensar en las empresas está dificultando más el proceso de crecimiento que la famosa reforma laboral ¿Y por qué no atacamos de verdad la problemática de una verdadera transformación en nuestras organizaciones? ¿Por qué no intentamos entrar en “la cocina” de las organizaciones para ayudarlas a ser más competitivas? ¿Por qué no afrontamos por qué no innovan, no compiten internacionalmente, no cambian procedimientos, no analizan tendencias, no…?
Si algo he aprendido tanto desde mi experiencia en marketing e investigación de mercados como en gestión del talento es que si queremos estar en una empresa competitiva debemos al menos replantearnos estas áreas que planteo a continuación. No pretendo ser exhaustivo sino subjetivo, desde mi experiencia y desde el compartir con muchos colegas y profesionales con los que afortunadamente he viajado en mi andadura profesional, pues son los que me han dado su conocimiento.
7 Áreas para mejorar en las empresas, ¡atrévase al menos a planteárselas con su comité de dirección o con su junta familiar o sencillamente usted mismo! No importa el tamaño de su organización, importa su mirada como empresario:
1. Consumidor: ¿hacia dónde va su consumidor? ¿en qué han cambiado sus servicios o productos? Innove, atrévase pues el consumidor cambia si usted no lo hace se queda en un año fuera del mercado.
2. Negocio: ¿y el sector? ¿Qué hace su competencia? ¿Y los mejores en otros países? Con internet no hay excusas podemos ver todo sin salir del despacho. ¿Está en la red? Es la única condición.
3. Personal: ¿piensan con usted en el negocio? ¿Les permite dar ideas? ¿Les permite innovar o asumir responsabilidades acordes al puesto? ¿Usa sus mentes? ¿Considera que los trata como le gustaría le trataran a usted?
4. Finanzas: ¿tiene el control de la rentabilidad y margen de sus productos y servicios al detalle? ¿Sabe cómo se contribuye desde cada departamento o área? Sólo un análisis financiero al detalle y actualizado le dirá donde controlar gastos para mantener márgenes y dónde se es más productivo.
5. Visión: ¿dónde se ve dentro de cinco años? Si se ve en el mismo sitio y con la misma forma que ahora, ni lo dude, ¡tiene un problema! Nada se mantiene, sencillamente es sólo su deseo de “no cambiar”. Visualice el cambio y pida ayuda a sus colaboradores. Nadie viaja hoy sólo, las organizaciones son grandes equipos.
6. Organización interna: ¿cree que está sacando el máximo rendimiento de su personal? Si no lo hace, no lo dude, es su responsabilidad, no la de ellos. Recuerde, usted los selecciona, desarrolla su perfil profesional (si lo hace) y evalúa su rendimiento (si lo hace). No dude que la gente quiere dar lo mejor de sí pero depende tanto del contexto que usted cree que puede desde tenerlos paralizados a tenerlos en ebullición profesional. ¡Todo depende de usted!
7. Mercados: ¿está buscando nuevos mercados? ¿nuevos consumidores? Ni lo dude busque utilidades de sus servicios a otros mercados, amplíe, desarrolle, analice, y láncese las veces que haga falta. Sólo necesita ir probando el mercado y saber reaccionar donde está la oportunidad. Pero no se limite a la concepción de su mercado actual.
Haga estas siete áreas como un test personal de su empresa. Y no dude comenzar hoy mismo a contestarlas con sus equipos. No lo dude, el equipo lo es todo en la organización del siglo XXI.
¿Cuál le cuesta más? ¿En cuál le es más fácil cambiar rápidamente y adaptarse? No dude en compartirlo en este blog. Gracias.
Así es: parece que un poco sí hayamos perdido el Norte… En el discurso de la competitividad de las empresas se ha confundido, al parecer, la "flexibilidad" en RRHH con la "prescindibilidad" de estos recursos.
Lamentablemente, esta confusión choca con el verdadero concepto de Talento y con su realidad.
Un abrazo a Roberto y a toda la comunidad del blog.
Gracias Hector en efecto necesitamos pegar un giro de timón más que tirar los marineros al agua… animo y gracias