No deja de seguir asombrándome el ser humano en todas sus facetas. Como bien sabemos, incluso las historias ficticias más imaginativas se suelen quedar a años luz de nuestra realidad más cotidiana. Y en todo esto, viene el tema de la revolución del talento, donde cada vez más se consolida desde todas las disciplinas el poder del desarrollo. Tanto la psicología, la economía, la neurociencia, la biología, la paleoantropología, la física cuántica, la sociología, la filosofía…. todas, cada vez más comparten el punto común de una extraordinaria capacidad del ser humano por reinventarse en el día a día. Todas nos hablan de la necesaria interacción genética-individuo en un contexto determinado. Y todas nos confirman la capacidad de conseguir grandes objetivos si ponemos (1)el esfuerzo y entrenamiento (práctica deliberada), (2) el tiempo, (3) el apoyo social, (4) el contexto adecuado, (5) y la resiliencia y optimismo necesarios ante la adversidad.
Todos podemos dar un giro a nuestras vidas cualquier día, hasta incluso hoy, ¿por qué no? Ese giro es un largo viaje, planificado a veces y lleno de incertidumbre en general. Ese largo viaje es un comenzar a disfrutar de las cosas que nos hacen felices. Busque sus indicadores: ¿ante qué sonríe? ¿Con quién disfruta? ¿en qué contexto es feliz? ¿qué haría incluso pagando? Con estas simples preguntas podría ser un punto de arranque para detectar sus talentos más conscientes, y podría ser un primer mapa de rutas extraordinario.
Yo soy educador y emprendedor. Investigador y conferenciante. Apasionado de la música y del deporte. Pero tengo por seguro que podría reinventarme unas cuantas veces más, quizás necesitaría unas cuantas vidas más. Pero es precisamente nuestra limitación la que nos debe estimular a seguir buscando nuestras preferencias, incluso en estos tiempos.
Este post está dedicado a todas aquellas personas que con sus ejemplos me siguen demostrando la enorme capacidad del ser humano por innovar y reinventarse. A todos ellos, mi más sincera admiración y respeto…