Estoy finalizando un artículo que habla de la gestión del talento y su impacto e influencia tanto en la satisfacción como en el rendimiento laboral. El modelo final es muy simple, dicen que la ciencia no es más que muchas respuestas fáciles a preguntas difíciles. Pues en eso estamos. Permítanme una respuesta fácil a la pregunta compleja de ¿cómo mejorar el rendimiento laboral?
El modelo completo trabaja con tres variables, la gestión del talento, la satisfacción laboral y el rendimiento laboral. El modelo de gestión del talento que he creado se denomina MADE-C (Managers, Alignement, Development, Empowerment y Talent Competency) y se compone de:
1. La gestión del talento de los directivos: grado que los directivos son modelo de la gestión del talento en la empresa.
2. La alineación de los valores y objetivos entre empleado-empresa
3. El desarrollo de gestión del talento que efectúa la empresa: grado que la empresa favorece el crecimiento y progreso profesional.
4. Empowerment: grado que mi trabajo me da responsabilidad, autonomía u otros sistemas de enriquecimiento del puesto.
5. La competencia organizativa del talento: grado que todos los empleados comparten la búsqueda de la excelencia en su trabajo.

Como pueden observar, la aplicación de las prácticas de gestión del talento del modelo MADE-C influye en un 49% de la satisfacción laboral. Es decir, la mitad de la satisfacción laboral de sus empleados viene explicada por el grado que aplica el modelo MADE-C. Y encima, la satisfacción que provoca la aplicación de estas prácticas influye en un 20% diferencial de la productividad o rendimiento laboral.
Ahora toca reflexionar, el modelo MADE-C nos dice que aplicando cinco prácticas de impacto en la gestión del talento mejoramos la satisfacción laboral y la productividad. Luego podemos decir que la gestión del talento es un nexo claramente común entre el empleado y el empresario. Desde luego le animo a sacar partido a este elemento común y aplicarlo.