Ni que deciros que me gusta el tenis, jugar y verlo en todas sus modalidades. Y no puedo dejar de pensar en Rafael Nadal y su tenis en los últimos meses. A pesar que me gustan otros tenistas más por su estilo de juego más agresivo y de riesgo, con Rafa creo que media España tenemos un enganche especial. Hasta mi niña pequeña de dos años ya dice su nombre. No voy a hablaros de su juego, ni de su técnica, ni de su estilo. No creo ser tan atrevido, ni tan competente como para hacerlo. Pero si algo sé es precisamente lo que aporta el coaching, en este caso el coaching deportivo a este tipo de deportistas de alto rendimiento. Como bien sabéis el origen del coaching en su difusión al mundo profesional de la empresa se sitúa precisamente en el coaching deportivo, en un libro mágico ya traducido al español “The Inner Game of Tenis” de W. Timothy Gallwey. Esa consideración especial a que el verdadero rival del tenista está en su mundo interior y no en el exterior, tiene un gran valor para el tenis y para el rendimiento deportivo. Aparte, este libro resalta la necesidad de evitar juicios y pensamientos y tan sólo sentir la raqueta y concentrarse en los movimientos. Y es que para jugar al tenis hay que sentir, pero sentir de modo equilibrado. Las emociones son fundamentales para la toma de decisiones, para el rendimiento deportivo. Y me parece que Rafa no está precisamente ahora en su mejor momento emocional. No hace falta ser nuestro maravilloso especialista gestual Paul Ekman para analizar la expresividad emocional de Rafa. Creo tan sólo que Rafa necesita un mayor equilibrio emocional para poder llegar a ese paso que le falta aún para estar en donde tiene que estar, en el número 1. Seguramente estresantes emocionales están presentes en este momento y le impiden tener ese juego combativo y resiliente que le caracteriza. Y las emociones, son algo más lento que las lesiones, no se van tan rápidamente, más aún cuando dejan huella. Pero quien ayuda emocionalmente a un deportista de élite, ¿su entrenador?, ¿su fisioterapeuta? No. Es el papel del coach precisamente el de trabajar las emociones para que fluyan y no obstruyan su equilibrio emocional que le permitiría ser y sentir. ¡Vamos Rafa!
¿Qué pensáis le influirá en la Davis? ¿O si es un tema emocional durará aún algo más?