Hace mucho tiempo, concretamente en 1967, Overmaier y Seligman demostraron a través de una serie de experimentos científicos, que cuando se nos expone a una situación donde no tenemos opción de control ninguna, perdemos en cierto modo la referencia para posteriores actuaciones. Es decir, que cuando se da el caso que sí tenemos opciones de control, resulta que creemos que no las tenemos al haber sido expuesto al shock de las anteriores experiencias negativas. A este fenómeno se le llamo “indefensión aprendida”, es decir, acabamos aprendiendo que no se puede hacer nada.

No hay peor estado para un país que el de la indefensión aprendida, pues el ciudadano entonces percibe que no tiene ningún tipo de control.
 
Y no hacer falta mirar muy lejos para comprender el grado en que este fenómeno tan sumamente perjudicial se ha instaurado en nuestro país: política, educación, administración pública, sanidad, creación de nuevas empresas, etc…